Cuando Bella Rose vino a mi casa, supe que era
una putita traviesa. Estaba tan excitada que apenas podía apartar las manos de sí misma. La rubia sexy empezó a tocarse sus pequeñas tetas y a meterse los dedos en el coño, luego Bella se arrodilló y empezó a masturbarme la polla. Frotaba su increíble coño contra mi polla, volviéndome loco de ganas de follarla. Bella disfrutaba burlándose de mí, así que siguió jugando con mi polla hasta que le di
una enorme corrida facial.