La reclusa recibe la polla del guardia en la garganta, llegando al limite. El hombre le folla la boca con violencia, dándole cachetadas y dejándole el rostro cubierto de babas. Cada vez que el guardia está cachondo la va a buscar para recibir una mamada rápida, o para llevarla a otro lugar y follarle el culo a su antojo, mientras ella está atada