Quedarse a dormir en la casa de una amiga siempre es una aventura. Incluso con una madre controladora las cosas se pueden poner muy interesantes. Y encontrar a su amiga masturbándose desató la lujuria en estas rebeldes adolescentes, llevandolas a tocarse, besarse y lamerse completas, frotar sus coños entre si como si no hubiera un mañana.