El chico siente unos dolores en las piernas y la madrastra le hace unos masajes. Al ver que el chico no se alivia, ella agarra la polla del chico y lo pajea con las dos manos eyaculando mucho. Al día siguiente el chico le pide otro masaje. Esta vez la madrastra le chupa la polla y las bolas, haciéndole una mamada espectacular mientras le pajea la polla, para luego meterse la polla en el coño y cabalgar intensamente la polla del hijastro que le abre el culo con las manos. A partir de ese día, follan cada vez que pueden